A partir del minuto 5 de película supe que escribiría un post sobre la misma. Llevaba meses esperando que se estrenara. Algo personal y quizá subconsciente me liga al tsunami. De todas las tragedias naturales, es la que más se coló en mi retina y son muchas las veces que he soñado con ello. Un sueño que coincidiendo con el film, gira siempre en torno a mis hijos.
Muchas son las personas que me he ido encontrando y que me han dicho que es una película que no quieren ver. Eso de ver sufrir a los demás, lejos de llevarles a algún lado positivo, les parece innecesario e incluso “grotesco”.Sé que ha sido un taquillazo, es decir, somos muchos los que sí queríamos verla, y aunque también sé que habrá personas movidas por el morbo, estoy convencida de que la mayoría quería lo mismo que yo: Conocer e indagar en la naturaleza humana, aprender de los demás, vislumbrar esperanza en un escenario de sufrimiento. En definitiva, saber más de la VIDA.
Se trata de una película emotiva que se cala en los huesos, que entra por cada poro y te golpea en el pecho, que te lleva primero hacia adentro para devolverte luego a la realidad más absoluta: no somos nadie y a la vez somos lo más preciado.
Lo único que he echado de menos es algo de transcendencia explícita, aunque se intuye en varios momentos de la película.
Enhorabuena al director, que conscientemente o no, ha conseguido tan increíble objetivo.
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