De pronto llega un día en el sientes que tu hijo querido, tu adorable hijo, tan bueno, tan alegre y que te contaba tantas cosas…se convierte en un personaje distinto por completo y ¡horror, madre mía! qué puedo hacer…no hay quien lo entienda, discute y discute, protesta y luego se encierra en su cuarto durante horas.
Intentamos hablar con él, pero nos bloqueamos ante un primer rechazo y al final acabamos pensando… ¡ya se le pasará! ¡Será mejor dejarlo en paz!

Por esto, aunque te lo pida, “no le dejes en paz”, respeta sus tiempos y momentos pero hazle mucho caso y sigue intentando comprenderle. Toda la empatía te será devuelta algún día, ¡ya lo verás!
Dejadme que os recomiende hoy la lectura de «Un extraño en casa», de Victoria Cardona, apetecible libro para salir de dudas.