Aún bajo los efectos del Camino de Santiago, y teniendo que preparar una charla sobre Amor matrimonial, me he encontrado con esta bonita historia. (Tenéis que ver el video, merece la pena)
Tenemos que reconocer que tal y cómo están las cosas, es normal que la gente diga eso de “No creo en el Amor para siempre” o “Casarse no garantiza nada” o “Cuando el Amor se apaga ya no es Amor”. Estamos tan influenciados por los sentimentalismos y las emociones que corremos el riesgo de pensar que cuando creemos amar a alguien, lo más importante que hay entre los dos es esa fuerza impetuosa. Una fuerza tan intensa que por inercia nos lleva a unirnos y desear estar juntos para siempre. Pero insisto, parece que lo fundamental del asunto es la poderosa fuerza que nos precipita a amarnos, pero poco hay de racional en eso. El deseo de querer que sea para siempre p
arece el motivo fundamental por el que nos uniremos y luego lo que pase…ya se verá si nos da o no la razón.
Yo creo que el Matrimonio es un camino, del que se conoce el principio pero no se atisba el final, y que no es hasta el final cuando podremos asegurar si ha sido Amor de verdad o no. No es la intensidad lo que determina el éxito. Obras son amores y no buenas razones. A medida que el camino avance, encontraremos mil y una oportunidades de seguir o no amando, decidiendo con libertad demostrar Amor y solo así, amar más.
El video además de demostrar esto, nos enseña que cuando se buscan soluciones, si éstas se buscan por amor, con espíritu de servicio, por querer contribuir realmente a una mejora (social o personal) es mucho más sencillo que surja la innovación. La creatividad del que quiere ser útil incentivada por el deseo de ayudar con todo el corazón se multiplica y encuentra nuevas maneras, nuevas formas…
Ojalá aprendamos todos de esta historia. Aquí te la dejo, disfrútala.
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