Todos hemos nacido con una Misión. Con la sensación, a medida que avanzamos en edad y sabiduría, de querer hacer ALGO MÁS. Son deseos del corazón. Como ya he dicho en alguna ocasión, están inscritos a fuego en nuestro ser, en el fondo y con letras MAYUSCULAS.
Algunos la cumplen sin darse apenas cuenta, es el caso de mi sobrino Ángel, con sólo 7 meses, ya está marcando la Vida de los que lo rodean. Sus problemas, pero también sus sonrisas, tienen un potente efecto, el más importante de todos los que se puedan tener, aumentar la capacidad de Amar que todos poseemos. Amarle cada vez más a él, a los demás, ser conscientes de lo que valemos, de lo increíble del milagro de la Vida, amar y dar gracias a Dios.Yo también, al igual que tú, quiero dejar huella. Que mi paso no sea infructuoso, que las personas que me ha tocado conocer, aquellas con las que me he cruzado, se lleven un buen “sabor de boca”. Tocar los corazones, ayudar y contribuir a un mundo mejor, lleno de gente buena.
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