Este post se lo voy a dedicar a Edwing, (probablemente no se escribe así, pues es un nombre africano)
Nos cruzamos cada día, con 4 personajes muy similares, pero Edwing es especial, siempre parece estar contento, siempre nos saluda amable y nos sonríe. Tiene cara de Felicidad. Es imposible no darse cuenta, tanto es así que hace unos meses, la mayor me dijo: “mamá, ¿te has fijado? Ese señor es muy feliz “. “Sí, Paloma, tienes razón, y tenemos que hacer algo por devolverle tanta simpatía”. Desde entonces empezamos a darle algunas monedas, pero sobre todo, bajamos todas las ventanillas, mis niños le saludan y él (le compremos o no) les pregunta alguna cosa, lo que le da tiempo, “¿Qué tal niños?” “¿Están bien, niños?”
Sé que es una tontería esto que hoy hemos hecho, me gustaría poder hacer mucho más, pues es muy grande la aportación que él nos ofrece cada día, haga frío o calor, nos recuerda que en el fondo, la cuestión de la Felicidad tiene poco que ver con lo que se tiene en la Vida, y mucho más con cómo se vive esta. Mil gracias de corazón, querido Edwing.
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