Mañana 5 de marzo, es un día especial para mí. Se cumplen tres años de la muerte de mi hermano Álvaro y para los que no sabéis nada de él, os diré que era una persona excepcional.
Álvaro era el más divertido y cariñoso de todos en mi casa, el tercero de siete hijos que llegó justo el día de aniversario de boda de mis padres. Mi hermano era tan bueno que dedicó su vida a servir a los demás, se ordenó sacerdote en 1996 y se entrego de manera total a su tarea de párroco en un pueblo llamado Cártama en Málaga. Además se doctoró en Roma y era profesor en el Seminario.
En Junio de 2007, le diagnosticaron un cáncer linfático… sólo nueve meses después, tras una lucha intensa con la enfermedad, se fue de este mundo. Tenía 38 años.
En Junio de 2007, le diagnosticaron un cáncer linfático… sólo nueve meses después, tras una lucha intensa con la enfermedad, se fue de este mundo. Tenía 38 años.
Cuando murió tomé conciencia de lo afortunada que era por haber sido su hermana, por haber compartido con él su vida y sus momentos dolorosos y por dejarme ver como escalón a escalón iba derechito al Cielo…¡GRACIAS ALVARO!!
Os adjunto un artículo que él escribió durante la enfermedad…seguro que os hace bien.
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